Cuando es abrumador. Se puede medir, evaluar, comparar y probar casi todo. Y cada día es más fácil. Estamos influenciados por algunos marcos y formatos incluso cuando se trata de emociones y sentimientos.
Y de eso es de lo que quiero hablar: del amor. Algo que no se puede comparar, algo que no se puede medir ni con el tamaño del universo. Algo que es infinitamente fuerte y, a veces, increíblemente doloroso. Ese sentimiento que es a la vez estimulante y te encadena, te hunde en el hormigón. Lo que te hace respirar con dificultad... y te encanta. Lo que te hace respirar fuerte... y hace que las lágrimas fluyan, que te pierdas a ti mismo.
Y sí, también he hablado de esto antes... los poemas, como las canciones, transmiten muy sutilmente la emoción de este sentimiento. Pero, tal vez, resonando sólo en aquellos que han experimentado el suyo... y, creo, es "el suyo", porque hay muchos "amores". Y no se trata de la diferencia en el de una hija o un hijo. No se trata del que es para un marido o para una madre, sino del que dejó una marca increíblemente brillante en el camino de tu vida con la pintura de un color u otro. Estos colores tienen tantos matices, pero en cada una de las líneas nos reconocemos. Revivimos lo que fue... lo revivimos una y otra vez en los recuerdos. Es esto y aquello lo que da un potencial y una motivación increíbles.
No hace mucho me preguntaba dónde se pierde esto y aquello... Ese sentimiento y ese amor que une a dos personas con tanta fuerza que el deseo mutuo de no separarse nunca queda cimentado por la unión ante testigos. ¿Por qué se hace esto? Si ambas personas tomaron esta decisión conscientemente, ¿por qué tiene que renunciar a ella una de ellas? Con toda probabilidad, uno de los dos, o ambos, tenían una idea distinta de... en lugar de amar de verdad.
El amor no es una persona. No es algo material que se pueda tocar, medir y encender/apagar... Es, en mi opinión, un estado permanente. Sí, permítanme citar una de las afirmaciones sobre el amor... Como ya he dicho, es diferente... como se suele decir, tiene tres edades: "Te quiero aunque me hagas mucho daño" - infantil. "Te quiero, pero si me haces daño, me voy" - adolescente. Y por último la adulta, que es de la que quería hablar formulándola en un "estado permanente" - "Te quiero aunque no estés".
Este tema en su esencia y esencia es interminable para caber y revelar aquí. Pero uno quiere escuchar y releer sobre ello todo el tiempo. Al fin y al cabo, esto y aquello es un clásico inmortal, que es bello a cualquier edad y de cuyo sabor te das cuenta a medida que envejeces. Amar hasta la médula, hasta la locura... ¡sin sueño ni descanso, sin fronteras ni tiempo! ¡Ama mientras puedas hacerlo de verdad! ¡Ama pase lo que pase! ¡Aquí! Hoy ¡Ahora! ❤️