La primavera. Todos los años por estas fechas ocurre algo... algo que se queda conmigo durante mucho tiempo... hasta que llega un nuevo año yo o un acontecimiento aún mayor en mi vida. Y ahora es primavera. Esperando. Oh no, a quién quiero engañar, ahora doy un paso antes, bien provocando al destino, bien con ganas de ahorrar tiempo intento aparecer en la cita con los cambios.
Queda mayo por delante, lo que, según pienso, aumentará la saturación del cóctel de acontecimientos de mi vida. Mientras tanto, caminando las últimas horas antes del vuelo sobre la hierba ya verde, sumergiéndome en pensamientos... en algún momento te encuentras de nuevo entre montones de nieve y un cielo envuelto en nubes viscosas. No es el tipo de primavera que levanta el ánimo. No es el tipo de primavera que despierta cosas nuevas. Excepto que la primavera está dentro de nosotros, ¿no? Pero el momento de tristeza que necesitamos puede ser ahora mismo. Mientras todavía está oscuro fuera de la ventana, puedes, envuelto en un plaid y mimos, a hundirse, mirando a ninguna parte en la distancia ...