Ciertamente, los viajes de negocios tienen sus ventajas, a las que se puede atribuir con seguridad un "cambio de aires", cuando me distraes de problemas domésticos o de otro tipo, asuntos, conflictos... Pero un cambio de aires debe ser sólo una oportunidad, no un acontecimiento regular, de lo contrario se pierde la sensación de "hogar". Por cierto, las noches en el piso, donde no se siente el calor humano ni en los muebles, ni en el equipamiento e incluso en la ropa de cama - un placer muy dudoso. Pero a fin de no distraerse por la espinosa, como toallas de gofres, cama, es necesario trabajar a un ritmo intensivo.... sólo para acostarse y dormirse.
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