La vida: botones, interruptores, reguladores

Si tan solo pudiera, si tan solo pudiera. La paleta de colores de la vida es increíblemente amplia. Ahora ni siquiera puedo imaginar cómo se puede aplicar la palabra “normalmente” a las personas. Cada vida es increíblemente única y, si estuviéramos en el lugar de otra persona, lo cual a veces tanto deseamos, nos volveríamos locos por esos recuerdos, conocimientos y realidad.

Algunos lo tienen más, otros lo tienen mejor, otros lo tienen más fácil y hasta tienen más suerte... uh-uh-uh, no lo creo. Como dije antes, la vida es una mujer muy testaruda, para ella todo es suave y siempre igual, ella busca el equilibrio. Y de hecho, en esta misma vida todo tiene un precio.

La felicidad está en la presencia, en la posesión... ¿o quizás la felicidad está en el deseo? ¡El deseo nos impulsa, ¿no es así?! Quizás por eso nunca tenemos suficiente, nos aburrimos rápidamente y a menudo de manera rutinaria. “¿Y después qué?” es la pregunta que utilizo como arma, por ejemplo, al resolver relaciones. Y ahora resulta cada vez más difícil hacerse esta pregunta, porque la esencia se vuelve cada vez más clara. Olvidamos lo básico, no nos damos cuenta de lo obvio, complicamos lo elemental. ¿Para qué? ¿Por qué? Al parecer es precisamente para desear... vivir con al menos tal objetivo, tarea, problema.

Girar perillas, accionar interruptores, sincronizar deseos con acciones y muchas otras cosas en tu propia vida requieren atención. Y algo para alguien es algo de alguien, como un hecho, sin valor, no digno de atención, especialmente de envidia o de ejemplo de algún estándar. ¡Existen innumerables estándares en tu vida, créeme! Y no porque tuviste suerte, sino porque es el resultado de tu trabajo. ¡Ahora toma los botones, interruptores y controles de tu creación única y sorprendente y hazla exactamente como la quieres… hoy! ¡Ahora!

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