Al vacío. Todos nacemos buenos y creados para la felicidad. Cada paso, cada pensamiento, cada deseo es para la felicidad. El mundo cruel, las personas que miran a través del prisma de sus normas, ideas y valores nos rompen. El mensaje, la claridad y el camino quedan sepultados por la incomprensión, la ambición, la arrogancia y el orgullo. No aceptar la oportunidad de dar un paso a la derecha o a la izquierda sin salirse del camino se percibe como una amenaza.
Lo que has hecho se considera insignificante, indigno y debido. El mensaje es soñador y las palabras vacías... Aunque hayas vivido años, vencido la adversidad, superado las dificultades, seguido siendo tú mismo... ¡vida realizada! ¡Amor y paz! La imagen de una vida feliz llena de bondad y belleza. ¡Ay! Los encantos de la vida son diferentes para cada uno, medidos por uno u otro rasero.
Millones en cuentas, yates y villas. Islas, joyas y una apariencia de reconocimiento, respeto (cada vez más miedo). Todo esto es un conjunto típico de lo que mucha gente quiere. Un coche, criados y una casa con terraza - un intento de decirse a uno mismo: “Soy feliz (a)”. ¡Sólo el amor sincero, la esperanza honesta y la belleza viva pueden dar la felicidad!
La falta de disposición y de voluntad para comprender, para escuchar, para apreciar, para respetar conduce al único resultado. Los intentos de transmitir su amor y esperanza cada vez son aplastados por la falta de voluntad, no de comprensión. Es como ser condenado a muerte por ser acusado de pederastia a causa de un niño regalado Cheburashka. Sin gestos ni frases, ¡la felicidad está en nosotros! Cada vez que nos estrellamos contra las rocas, llega un punto de no retorno... el dolor retrocede.