El destino presenta oportunidades, ocasiones que parece que merece la pena aprovechar pronto. Pero aparte de los puntos de agarre materiales, el destino aparentemente no sabe nada de los emocionales. El equilibrio entre lo emocional y lo material.... ¿Dónde estás?
Si tienes un montón de emociones: brillantes, fuertes, burbujeantes, pero las posibilidades se limitan únicamente a remontar el vuelo en alas de esta peculiar felicidad, entonces... tarde o temprano tú, si no desciendes, entonces con un estruendo caes al suelo... ¡y sería hierba fina o arena, hormigón!
Si tienes un proyecto tras otro, un montón de reuniones y estás a punto de ascender, todo esto sigue siendo gris, sin emociones ni sentimientos... ni siquiera se da por sentado, como un hecho. Tarde o temprano dejas de poner el alma y el corazón en tu trabajo, con lo que pierdes oportunidades que pueden no existir en absoluto.
Un verdadero resultado sólo puede provenir de la sinergia, cuando el resultado es algo que aporta alegría en el componente emocional y comodidad en el componente material. De lo contrario, se va a cero, sin residuos ni restos de ninguno de los dos. Lo material intenta compensar lo emocional y viceversa.