Cada vez que espero tener tiempo libre, planeo ordenar la basura en las carpetas de mi computadora portátil y la pila de enlaces de “Favoritos” en el navegador.
Pero cuando llega el momento de tener tiempo libre... la tía Lenya se despierta inmediatamente, empujándonos sus “cosas pegajosas” en forma de televisión y feed de Instagram.
Muy pronto empiezo a extrañar mis proyectos que me sumergen en un área u otra. Pero lo triste es que aparentemente no sé cómo relajarme. Siempre hay algo que hacer. La lista de tareas aparentemente pequeñas pero útiles consta de 20, 30 o 40 elementos... y luego resulta que hay que hacer algo más.
Justo ayer escuché la opinión de un bloguero tecnológico, que para mí es una autoridad en materia de juegos. Más precisamente, sobre la edad y la actitud hacia los juegos: una pérdida de tiempo. Sí, estoy de acuerdo, los juegos son cosas largas y muy emocionantes, pero... son terribles asesinos del tiempo. En parte por esta razón no juego, solo ocasionalmente lanzo un juego de disparos en mi teléfono.