El hombre es una criatura compleja pero condenadamente interesante. Es una búsqueda sin fin, con millones de puertas abiertas y cerradas, que a veces no deberían abrirse. Son miles de detalles que interesa estudiar y comprender, ensamblar como un constructor.
Todos somos únicos en nuestras similitudes, o como dice el famoso aforismo.
Una persona puede estar cerrada, con los brazos cruzados sobre el pecho. Está atrapada en sus pensamientos, complejos imaginarios y muros "defensivos" levantados en su cabeza. Si no es un reto comprenderle, y tal vez dejar que la persona se comprenda a sí misma, con tu propia ayuda...
Cuando abres las fronteras de lo consciente y lo inconsciente, tienes una "superficie de agua" en tu poder, sobre la que puedes dibujar las olas más inimaginables. Ten sólo ambición, excluyendo el interés propio en cualquiera de sus manifestaciones.